Mi perro ha sido atropellado ¿Qué hago? Aquí la respuesta

El atropello en un perro puede producir desde hematomas menores y abrasiones, a lesiones mortales internas que necesitan un rápido diagnóstico y tratamiento. Es importante llevar al animal lo antes posible a una clínica veterinaria. El veterinario deberá centrarse en lesiones potencialmente mortales primero, dejando las pruebas que requieren la palpación, la manipulación y la evaluación de las patas y el movimiento (a menudo dolorosas) para el final del examen. Las lesiones más evidentes son a menudo las menos importantes en el corto plazo. Tu perro puede tener una pata rota, pero no te extrañe que el veterinario se centre primero en su respiración, latido y en hacerle una radiografía de tórax y abdomen.



Para los primeros auxilios, debes tener en cuenta que un animal herido, si está consciente, puede tener mucho dolor y mucho miedo; estos casos deben tratarse con precaución y con empatía, para evitar ser mordido o arañado, incluso aunque se trate de tu propio perro. 

En cambio, los animales con lesiones graves pueden estar en estado de shock debido a la hipovolemia, hipoxia (falta de oxígeno) lesión cerebral, o con múltiples lesiones ortopédicas (aunque en este último caso, el perro puede estar relativamente alerta).

Hemorragias por atropello
Si hay algún sangrado arterial externo, este debe ser detenido de inmediato por la aplicación de presión. Esto puede lograrse temporalmente por presión de la mano. El sangrado leve de las heridas de la piel puede ser ignorados en un primer momento. 

La circulación se debe comprobar mediante la evaluación de la frecuencia cardiaca, frecuencia de pulso, la calidad del pulso y color de las mucosas. La taquicardia, palidez de las membranas mucosas y la mala calidad del pulso son muy sugestivos de shock hipovolémico, producido por el vaciado de sangre de los vasos debido a hemorragia (interna o externa), que puede ser mortal si no se actúa rápidamente. 

Asfixia por atropello
El perro debe ser revisado inmediatamente para asegurarse de que está respirando y tiene una vía aérea adecuada. Si hay dificultad respiratoria se debe presumir que se asocia con lesiones torácicas, aunque si el animal está jadeante puede ser el resultado del miedo, el estrés o el dolor. La presencia de mucosas de color morado (cianosis) es un signo grave, indicativo de compromiso respiratorio severo. 

La auscultación torácica y percusión del tórax por parte del veterinario, puede sugerir lesiones como neumotórax (acumulo de aire en el espacio pleural, que impide la correcta expansión pulmonar y la respiración), hemotórax (acúmulo de sangre en el espacio pleural, igual de grave) o contusiones pulmonares.

Lesiones en la cabeza
Los signos de lesión cerebral incluyen una reducción del nivel de conciencia, convulsiones o variación en tamaño de la pupila. Otros signos de trauma en la cabeza que pueden sugerir una lesión cerebral son heridas externas en la cabeza, fracturas de mandíbula, hemorragia ocular, auditiva o inclinación de la cabeza.

Lesiones en músculos y huesos
Las lesiones musculares y esqueléticas son las más evidentes y suelen ser la principal preocupación del dueño. Sin embargo, no son potencialmente mortales en el corto plazo (una hemorragia interna si puede pasarnos desapercibida y matar al animal en pocos minutos). Por ello, el veterinario realizará una evaluación exhaustiva de este tipo de lesiones, más tarde, cuando los signos vitales se hayan estabilizado. 

Mi perro ha sido atropellado ¿Qué hago? Aquí la respuesta
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Gravedad del atropello
Después del examen clínico inicial, debería ser posible clasificar el caso en: lesiones potencialmente mortales que requieren atención médica inmediata (por ejemplo, shock hipovolémico por hemorragia, neumotórax), Lesiones graves que necesitan corrección quirúrgica una vez que el animal está estable (miembro fracturado por ejemplo) lesiones menores que requieren corrección quirúrgica (por ejemplo, laceración cutánea), Por último están los casos leves, en los que no hay un tratamiento quirúrgico (por ejemplo, cuando hay sólo algunos hematomas). 

Pruebas de diagnóstico adicionales
Después de la estabilización de emergencia, es posible que el veterinario realice alguna de las siguientes pruebas:

  • Abdominocentesis o punción del abdomen. Este es un método sencillo, rápido de descubrir si hay líquido libre (especialmente sangre) dentro del abdomen. Una aguja de calibre 21G se inserta en la parte más pendiente del abdomen. Si aparece líquido al aspirar se recoge en tubos para su análisis.
  • Radiografía y/o ecografía. Esto es muy útil para detectar fracturas o líquido libre (sangre, orina) en el abdomen o sangre en el espacio pleural. 
  • Análisis de sangre. Únicamente como referencia y como indicador de posible daño de hígado, riñón, vejiga y daño muscular.  

Tratamientos más comunes en caso de atropello
Si hay evidencia de compromiso respiratorio o shock hipovolémico, a continuación, se debe administrar oxígeno. El neumotórax puede requerir una toracocentesis o punción del tórax, para eliminar ese aire acumulado en el espacio pleural, que impide la respiración. Esto se realiza con una aguja que se inserta en el espacio pleural en la zona de las costillas.  

Si hay shock hipovolémico, el veterinario administrará líquidos intravenosos o sangre. 

Las lesiones en la cabeza deben ser estrechamente monitorizadas (por lo menos 48 horas). Si elevó la presión intracraneal (presencia de miosis o pupilas pequeñas y / o disminución de la consciencia), la cabeza debe estar elevada en alrededor de 20 °

Los dientes fracturados y lenguas laceradas son comunes. Estos requieren de una atención adecuada una vez que el paciente está estable. La hemorragia nasal es común y generalmente se resuelve espontáneamente, sin complicaciones.
Las fracturas de patas o de la pelvis son comunes y fácilmente reconocibles en las radiografías. 

Un ambiente tranquilo y a oscuras, analgésicos y antibióticos pueden ser medidas generales para cualquier perro atropellado.

La hemorragia interna abdominal suele estar causada por la rotura del bazo, el hígado o el riñón. Esto por lo general requieren líquidos intravenosos y una intervención quirúrgica para detener la hemorragia en curso. 
Las costillas fracturadas son más comunes en los perros grandes. Esto es muy doloroso y restringe el esfuerzo respiratorio, por lo que es necesario poner analgésicos, pero rara vez se operan, sanando por sí solas.

La pérdida extensa de la piel de las extremidades distales puede implicar realizar injertos de piel. Con patas traumatizadas, puede obtenerse un resultado medianamente bueno, mediante injertos y clavos para corregir las fracturas óseas.  

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